Desde que soy parte de la “Diáspora” (aunque a muchos esa
palabreja no les guste) me he ido acostumbrando a tantas cosas que antes me eran ajenas y las
voy viendo como propias, y a decir verdad, me va bien. Claro que no puedo negar que la patria siempre
llama, especialmente en ocasiones como hace poco que estuve por cuestiones de
trabajo en “El Tirol” acompañando a
hacer unas reparaciones, y en eso me llegó un aroma a “Revolver” (Revolcado pues, para que vean que aún me
acuerdo de los apodos de las comidas) que hasta se me hizo agua la boca. Pero
allí vamos… allí vamos.
También mi paladar se ha “atiquizado” (del verbo “acostumbrarse
a comer comida de Tiquicia” y no un sinónimo de “Fustigar”) porque ahora ya me
gusta comer pejibayes y me encanta el tamal asado, el tiquizque, el ñampí (o como se escriba), el refrescante ¡¡churchil!!,
y ni que se me ponga enfrente un
picadillo en cualquiera de sus presentaciones, especialmente mi favorito que es
el de “Arracache” y más especialmente aún si lo hace doña Carmen, tía de Lilli, que es para decirlo en dos platos, el
mejor picadillo de arracache que este chapín ha podido probar.
Todavía me cuesta un
poco comerme los “Tacacos” y honestamente no me pasa el “Patí” también confieso
que no puedo comer “Gallo pinto” por mas de 4 días seguidos, pero sé que lo
lograré. En realidad es muy rica la
comida en Tiquicia y la vamos pasando de maravilla, especialmente porque existe
la “Olla de Carne” que es muy parecida a mi añorado “Caldo de res” y si de “ollas de carne” se trata, la que hace mi
suegra es la mejor que he probado por estos lares. Este sería el mejor plato
que cocina mi suegra, de no ser porque le queda mucho mejor aún la “Lengua en
Salsa” en eso si que es espectacular.
Como el paladar está en la lengua, aprovecho a reconocer que
me costó acostumbrarme a decirle “Chayotes” a los güisquiles, “pascón” a los
coladores, y “flor de Itabo” a la flor de izote… pero todavía me está costando mucho, mucho
más, decir “palomitas de maíz” a los
Poporópos, pero eso es más por rebeldía que otra cosa.
Me niego rotundamente a decir “palomitas de maíz”, me niego,
me niego y me niego… al menos en mi casa donde aquellas son bilingües (hablan “Tiquicio”
avanzado y “Chapín” elemental, muy pero muy elemental, ya que no dicen las
malas palabras tan sonoras que forman parte del lenguaje) y me entienden o eso
dicen.
Así que durante las frecuentes piyamadas que organiza mi
hija no comemos “palomitas de maíz” no, no y no, nos hacen daño. Comemos PO PO
RO POS. ¿Y cómo voy a renunciar a esta palabra, si suena tan alegre, tan bonita, tan “onomatopéyica”?
que para mí es una de las palabras más sonoras de mi desnutrido y cadavérico
acervo cultural.
PO PO RO PO, bonita palabra. Algunos dicen que se deriva de “Pop
Corn” pero son pajas, para mi, que el que les puso
así, le pasaba las nuestras ( Advilio, mis hermanos y yo) que nos tocaba comprar en el mercado el maíz para poporópos y hacerlos en olla de
peltre (despeltrada, casi siempre) y cuando ya estaban unos minutos en el
fuego, comenzaba la tronadera pues, PO PO RO PO… PO PO RO PO… PO PO RO PO y así
hasta que dejaban de sonar y nos los devorábamos en menos tiempo de lo
previsto. ¡Alegre! ¿Va muchá?!
Además casi siempre que me los como, me recuerdo que una vez
escuché junto con mi padre la obra mas conocida de Gershon Kingsley llamada “Pop Corn” (toda una institución
en música electrónica) y mi viejo, con
su modulada vos y arqueando un poco las cejas me dijo: “Esa canción es la de
los poporópos”. Cuando la escuché, podía imaginar los poporópos saltando
desesperadamente dentro de la olla de peltre y nuestros oídos muy atentos
esperando que la intensidad de los golpes despeltrados bajara para poder
comenzar a comer.
Mi infancia, el sonido, los recuerdos, la palabra en si
misma, y las charlas con mi padre, son razones de mucho peso para negarme a dejar de llamar POPOROPOS a estos
deliciosos maicitos reventados.
Allí les dejo la mentada cancioncita pues y a disfrutar de los POPOROPOS ¡Buen provecho!
7 comentarios:
Buenísimo, tenés la capacidad de hacerme volar al pasado entre una mezcla sorprendente de emociones! Te extraño, pero hoy sobre todo "nos extrañé" a nosotros, en aquel entonces, juntos, cómplices. Te amo muchísimo!!!! Geylin
Gracias por escribir querido hermano. No se cuál sea tu proceso de pensamiento para pasar a la escritura, pero lo que sé es que tenés un talento, un don, un estilo limpio, que cautiva, que es muy amigable a muchas personas con distintas formas de pensamiento (como es natural) pero creo, sin afán de adulación porque no necesito hacerlo, ni porque seamos hermanos, que tenés la habilidad de tocar fibras muy profundas en los que te leemos... Me alegra mucho que vuelvas a tu Blog... te quiero mucho.
Guayo.
Wow wow wow Que bonito escribes, Dios te dio esa habilidad para escribir. Hoy me estaba acordando también lo que escribiste sobre los sompopos. Con cada publicación tuya me deleito y entre lágrimas y risas le doy gracias a Dios por tenerte. Te quiero mucho y sigue adelante. Tu Twinqui.
Gracias a todos muchá, le estaba buscando el "me gusta" a sus comentarios y que si no lo encontré, asi que "Me gusta"... "Me gustan"
¡No Pirir! Me quedás hasta baboso, porque de veras que te zumba la retentiva (intelectual). Todo por eso de las palomitas de poporopo (de maíz) Leí todo lo que escribiste, pero entendí hasta el final y cuando guayo logró poner la canción, yo ya la estaba tarareando, y pues me recordé como del año 1,968, cuando en un antro "El Pirata" un cuate que le falta un ojo, parecía lombriz bailándola. Te felicito por las cosas que escribís y seguí adelante.
Abraham Duarte
Gracias vos Canche, otro dia me disparo uno sobre el Iguaxte. Saludos y gracias por leer.
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