Esta es la obra más famosa del escritor y filósofo francés Albert Camus, quien magistralmente logra hacernos penetrar en el ambiente del protagonista llamado Meursault, con un estilo sencillo pero impactante, especialmente porque el libro está escrito en primera persona.
De esa cuenta el lector descubre un Meursault indiferente ante todo lo que para la gran mayoría de personas es sumamente importante. Comienza con un insulso “Hoy a muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.” y nos cuenta en voz del protagonista toda la aparente indolencia por la muerte, velatorio y entierro de la madre, al punto que incluso al día siguiente se emociona porque todavía tiene un día libre y decide marcharse a la playa con su novia.
Meursault parece no darle la debida importancia a nada. En una parte narra lo que resume la relación con María su novia: “María vino a buscarme por la tarde y me preguntó si quería casarme con ella. Dije que me era indiferente y que podríamos hacerlo si lo quería. Entonces quiso saber si la amaba. Contesté como ya lo había hecho otra vez: que no significaba nada, pero que sin duda no la amaba”.
Por esa indiferencia que rige sus acciones, termina involucrándose en un problema de un vecino que ni siquiera conoce bien y esto lo conduce a una serie de circunstancias tan inverosímiles y ajenas, que termina asesinando a un árabe con el que ni siquiera había tenido ninguna relación ni encuentro, por este crimen es condenado a muerte. Mientras dura todo el proceso del juicio, Meursault se niega a recibir ayuda del capellán aduciendo que no cree en Dios, por lo que el poco tiempo que le queda, no puede perderlo con él. Meursault pareciera no llegar a sentirse verdaderamente arrepentido en ningún momento, sin embargo reconoce que durante la espera de la hora final, hay dos cosas en las que siempre piensa: En el alba y en la apelación que puede salvarlo, pero tampoco ante la muerte se muestra verdaderamente conmovido.
Este libro es la forma en que Albert Camus (acaso prefigurado en Meursault) manifiesta su “FILOSOFIA DEL ABSURDO”, que surge de las cenizas de una Europa devastada por las dos guerras mundiales que también destruyeron la fe, los valores y la moral de una sociedad. En resumen esta filosofía consiste en que no vale la pena hacer ningún esfuerzo por encontrar el sentido de la existencia, simple y llanamente porque este sentido no existe. Esta forma de pensar origina seres indiferentes, desmotivados y propensos a la destrucción social por la pasividad que surge del agotamiento y aburrimiento por la cotidianeidad de la vida.
En mi desconocimiento sobre estos temas, logro entender que el libro se llama “El Extranjero” porque Meursault asesina a un árabe y también porque el protagonista se siente “Extranjero” en su propio país, un extraño que no vale nada para la sociedad a la que pertenece.
De manera similar, nuestra sociedad también fue destruida en sus estructuras materiales, intelectuales y espirituales, por una guerra estúpida, sin sentido y llena de los mecanismos más infames de destrucción y tortura, lo que hizo de nosotros una cultura propensa a la “Filosofía del Absurdo”.
Todo esto ha sido el caldo de cultivo para el nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte de despojos sociales, entre ellos las maras, ya que al igual que Meursault, son indiferentes a los lazos familiares, lo que los hace proclives a las relaciones con personas poco recomendables, reacios al matrimonio o cualquier parecido a un hogar estable, así como también indiferentes ante la muerte y sufrimiento del prójimo e incluso, indiferentes ante la propia muerte.
Esto tal vez me ayudó a entender (aunque desde ningún punto de vista a justificar) que las maras son una consecuencia y que los mareros, al igual que Meursault, se sienten extranjeros en su propia patria, marginados en su propia sociedad. Y si a estos ingredientes le agregamos el resentimiento y odio acumulado por tanta desigualdad y discriminación social y racial que tenemos en Guatemala, tenemos allí la receta perfecta para la destrucción del tejido social, por medio de sus mismos miembros.
Por eso es sumamente importante reforzar los lazos familiares, orientar a nuestros hijos a formar familias estables y no desechables, nosotros como blogueros debemos crear un frente ideológico que permita despertar las conciencias de tanta juventud que literalmente vive prendida al internet y que ya no tienen relaciones interpersonales normales.
En resumen, tratemos que las personas que conocemos, amigos, familiares, compañeros de trabajo, conocidos y otros, no se sientan extranjeros en su propia ciudad.
¿Cómo lo podemos hacer? … ¿Qué les parece si comenzamos por sonreír, saludar y conversar aunque sea un ratito, como se hacía antes en Guatemala? Por algo se empieza.