Harold Caballeros debe estar desesperado. O mejor dicho en buen chapín: debe estar “Ahuevado”. Esto en el mejor de los casos, porque en el peor (y este es el que me temo) su decisión no es más que consecuencia de sus verdaderas intenciones. Me refiero a su alianza con el Partido Patriota y todo lo que esto puede implicar tanto para el partido, como para las personas que le apoyaron en estas elecciones.
Atrás quedaron sus promesas de ser un partido diferente, con visión y con valores. Toda su filosofía se derrumba por su propio peso, ante una imagen que quedará grabada para la posteridad: Otto Pérez Molina, Harold Caballeros y Efraín Medina sonriendo y firmando alianzas y apoyos supuestamente condicionales. Qué cuadro tan tragicómico: El Ex General, el Ex Pastor y el Ex rector sancarlista, todos los “Ex” sonrientes y tomados de la mano, tranzando con el futuro de Guatemala y queriendo hacernos creer que con esa alianza se acabaron los problemas y viene un mejor futuro. Con tanto “ex” me pregunto: ¿Tendrá razón el Doctor Mario Roberto Morales cuando dice que Guatemala es un “ex país”?.
Y para tapar el sol con un dedo (cuidado se cansa de tener el dedo levantado), coloca en su página una explicación escueta porque dice que “escucha muchas voces” y que quiere “ejercer su derecho de manifestarse personalmente”; esas voces son (¡esperemos que así sea!), las de sus mismos seguidores que en este momento deben estar confundidos tratando de asimilar y/o justificar esta nada extraña alianza; o bien, descubriendo lo que todos deberíamos saber: La política, salvo escasísimas excepciones, hace muchísimo tiempo ya que traiciona su razón de ser, es decir, la búsqueda del bien común (si es que este puede conseguirse en estos tiempos de tanto egoísmo) y se ha convertido en vehículo (caro y lujoso por cierto) que lleva a sus conductores hacia la búsqueda voraz y canina del bien propio, como dice la sabiduría popular, donde más me caliente el sol, aún si esto implica utilizar y/o traicionar mi propia razón de ser (militar, cristiano o intelectual universitario).
Y por el otro lado el infierno no puede ser más macabro: Baldizón hijo pródigo de la UNE, traidor y enemigo público de doña Sandra, fumando otra pipa igual de peligrosa con UCN, UNE, y demás fauna política entre las que se incluye un segmento de la supuesta izquierda guatemalteca.
¡Dios me libre con Dios me guarde! ¿Qué hacemos muchá? Lo que si es cierto es que la política es un mal necesario y por ahora, la única manera de poder hacer algo para dirigir esta sociedad. Pero debo reconocer que esta segunda vuelta me hace recordar los versos que Luis Eduardo Aute escribió, pensando en lo que sentirían las personas condenadas a muerte por el regimen franquista, la noche antes de su ejecución:
Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.
Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.
Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
no te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza,
maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana.
Perdónenme. Ya no puedo ser tan optimista. Si con este cuadro ustedes pueden sinceramente ser positivos, allí les encargo el chivo, ojala un chivo bien bueno, real, objetivo y sobre todo sincero sin tanto idealismo mágico que hasta hoy nada nos ha dejado.
Como diría Manuel José Arce en el Diario de un Escribiente: “¡Cómo dueles Guatemala!"