Aunque Europa no es el destino principal de los inmigrantes guatemaltecos, es importante analizar lo que está sucediendo actualmente del otro lado del océano, pues nos encontramos en un mundo cambiante y no sabemos si con los años nuestros hermanos busquen por esos rumbos, otras alternativas para vivir mejor.
Viene lo anterior, a que acaba de ser aprobado el “Pacto Europeo Sobre Inmigración y Asilo” propuesto originalmente por el presidente francés Nicolas Sarkozy, pero que según dicen los expertos, era demasiado coercitivo en contra de los inmigrantes. Afortunadamente el texto fue repensado logrando así una postura no tan conservadora, gracias a la intervención del presidente español Jose Luis Rodriguez Zapatero, que se autodenomina como “demócrata social”, aunque como se esperaba, esto no garantiza la felicidad de los inmigrantes.
Este pacto es importante para Europa pues solo en España hay aproximadamente dos millones de extranjeros, sin mencionar los que se encuentran en situación de ilegalidad. Además, según dicen los demógrafos, para el año 2,050 la disminución de la población en esos países será un problema por lo que ven en la inmigración una solución a la demanda futura de mano de obra.
En un país como Guatemala, en el que la gran mayoría tiene por lo menos un familiar en el extranjero, es preocupante que las decisiones que afectan directamente la vida de los inmigrantes y sus familias, las tomen personas con posturas muchas veces económicas pero injustas por inhumanas, como es el caso del señor Sarkozy, especialmente cuando él mismo es descendiente de una familia de Hungría que debido a la invasión soviética se vio en la penosa necesidad de abandonar su país e iniciar un largo peregrinaje por toda Europa, hasta que lograron establecerse en Francia.
Cuando se habla de inmigración, es imposible no mencionar que los europeos tuvieron esa misma necesidad hace algunos siglos, pues solo entre 1,821 y 1,924 salieron de Europa hacia otros continentes, especialmente América, unos 55 millones de personas. Ya cuando nuestros países habían sido saqueados y ya no quedaba mucha sangre que chupar, se revirtió la historia, dando como consecuencia el “problema” que ahora padecen los europeos.
Viene lo anterior, a que acaba de ser aprobado el “Pacto Europeo Sobre Inmigración y Asilo” propuesto originalmente por el presidente francés Nicolas Sarkozy, pero que según dicen los expertos, era demasiado coercitivo en contra de los inmigrantes. Afortunadamente el texto fue repensado logrando así una postura no tan conservadora, gracias a la intervención del presidente español Jose Luis Rodriguez Zapatero, que se autodenomina como “demócrata social”, aunque como se esperaba, esto no garantiza la felicidad de los inmigrantes.
Este pacto es importante para Europa pues solo en España hay aproximadamente dos millones de extranjeros, sin mencionar los que se encuentran en situación de ilegalidad. Además, según dicen los demógrafos, para el año 2,050 la disminución de la población en esos países será un problema por lo que ven en la inmigración una solución a la demanda futura de mano de obra.
En un país como Guatemala, en el que la gran mayoría tiene por lo menos un familiar en el extranjero, es preocupante que las decisiones que afectan directamente la vida de los inmigrantes y sus familias, las tomen personas con posturas muchas veces económicas pero injustas por inhumanas, como es el caso del señor Sarkozy, especialmente cuando él mismo es descendiente de una familia de Hungría que debido a la invasión soviética se vio en la penosa necesidad de abandonar su país e iniciar un largo peregrinaje por toda Europa, hasta que lograron establecerse en Francia.
Cuando se habla de inmigración, es imposible no mencionar que los europeos tuvieron esa misma necesidad hace algunos siglos, pues solo entre 1,821 y 1,924 salieron de Europa hacia otros continentes, especialmente América, unos 55 millones de personas. Ya cuando nuestros países habían sido saqueados y ya no quedaba mucha sangre que chupar, se revirtió la historia, dando como consecuencia el “problema” que ahora padecen los europeos.
Por último es bueno recordar que la mayoría de las personas que abandonan su país, son personas honestas, trabajadoras, responsables y comprometidas en sacar adelante a sus familias; precisamente estas virtudes son las que los hacen abandonar su pais, su identidad y lo más valioso que tienen: Su Familia. Con esto, nuestros pueblos se están quedando sin un recurso importantísimo que se diluye aceleradamente, pero que tampoco está siendo aprovechado por los países destino, debido a posturas generalizadas que velan por lo económico sin considerar las condiciones individuales que influyen radicalmente.
Foto tomada de aquí.