Este fue el último pensamiento de Mardoqueo delirando en su jergón de muerte, mientras se soltaba poco a poco de las sábanas que lo ataban a esta vida:
-"¡Qué raro!... Nunca hubiera imaginado que morir era soltarse para bajar lentamente hacia arriba, mientras se siente este vértigo que debe ser algo así como la paz eterna".